Mario Guerra

Así mismo, así de esa manera, me habló mi terapeuta.

Chihuahua.

Cuentavientes, es que si fuera tan fácil, pues entonces la vida sería más fácil.

Lo que pasa es que hay muchas cosas internas que nos mueven a hacer cosas y que nos impiden hacer cosas que queremos hacer.

Peor todavía.

¿Te ghostearon?

Pero imagínate, es como la venganza de pues aquí, como ya me la debes, entonces los dos vamos a volar aquí con una bomba, ¿no?

Porque a los dos les afecta.

¿Tú por qué ghosteaste, Rebeca, originalmente?

Sí.

¿Cuál fue tu razón para ghostear?

Pero aunque no estuviera al 100% convencida, ¿por qué no dijiste eso?

Oye, no estoy al 100% convencida y yo creo que mejor me voy.

Por sacatona.

Por pena y por... Entonces, fíjense, cuentavientes, esto es bien importante.

Uno tiene que pensar qué es lo que estoy protegiendo.

Si estoy protegiéndome a mí, no quiero sentir culpa, entonces prefiero sentir la vergüenza de ghostear.

La vergüenza te lleva a protegerte, la culpa te lleva a reparar.

Entonces, si uno siente, cuando uno gostea, si hay una dosis de culpa por ahí, que uno tiene que eliminar de alguna manera, justificándose, pues yo ya no quería seguir, pues para qué le invierto si no va a pasar nada, pues al final yo creo que ya lo entendió, o sea, uno va justificando, pero uno lo que está tratando de proteger es proteger su identidad, proteger su imagen.

Cuando uno tiene más conciencia, uno dice, oye, no le puedo hacer esto a esta persona.