Raúl

A ver cuántos llegan.

Me cago en tal, claro, eso sería ya una pérdida... Sí, sí, grandísima, una grandísima.

En las grandes guerras, las largas caminatas eran mortales.

En las guerras de señores feudales, que estamos hablando entre 5.000, pues sí, quítale el 20% a 5.000, más o menos.

Era lo que perdías, o más, incluso, podías llegar a quedar solo con 2.000.

Entonces ahí te planteas, ¿me vale la pena, no me vale la pena?

¿Es mejor que dé vuelta?

Pero claro, si doy vuelta, no tengo comida para volver.

Y puede que pierda el resto que me quedan, pero si sigo adelante voy a morir.

Pues ya, nada, que sea lo que Dios quiera, a la guerra.

Lo que me preguntaste ahora, las noches.

Por las noches lo que se hacía era se adentraban siempre dentro de los bosques.

¿Para qué?

Para protegerse de la lluvia y del viento, porque se tenían que encender hogueras.

Siempre había una hoguera al lado de cada grupillo de personas que dormían.

De hecho, se hacía una cosa.

Si las temperaturas eran muy bajas, se desplegaban unas lonas, unas lonas muy gruesas que colocaban con pilares de madera y hacían como la función de una especie de pabellón.

Un pabellón de tienda de campaña donde dormían muchísimos soldados dentro.

Si no había bajas temperaturas, dormías a la intemperie.

Tenías que taparte tu cuenta.