Nati Vera

Es difícil estarles diciendo no, es difícil estar diciéndoles mira, vamos a mantener el balance, en vez de una bebida grande de soda vamos a pedir una pequeña y en vez de que sea full azúcar vamos a hacerlo de dieta.

Si vamos a comer helado, mira no te pidas el más grande, pídete solo uno.

¿Por qué?

Porque hay que siempre estar poniendo límites.

Vivimos en una sociedad y en un mundo donde se ha normalizado no tener límites.

Pero, ¿de dónde van a aprender ellos límites si yo misma no me los pongo?

¿Cómo le puedo enseñar a otros a tener límites?

Si yo no conozco ni sé cómo es que se ponen límites, ¿cómo voy a pedirle a mi esposo orden, disciplina o autocontrol si yo no lo practico?

¿Cómo voy a esperar respeto por mi cuerpo, por mis decisiones o por mis valores si yo misma los negocio cuando nadie me está viendo?

Y la verdad, honestamente, yo no quiero que mis hijos pasen por lo que yo tuve que pasar cuando llegué a ser adulta.

Una mujer totalmente ignorante frente a la alimentación.

Pero tampoco quiero que mi hogar, mi matrimonio y mi entorno vivan en desorden porque yo nunca aprendí a sostenerme.

No hay nada más hermoso que el rol que Dios me ha dado.

Y es ser una madre y que lo que pueda cumplir en toda su totalidad.

Para mí ser madre no es solamente cuidar a mis hijos y esperar a que se crezcan y que se vayan, no.

Yo también tengo que instruirlos y tengo que educarlos.

Además, hace uno más con lo que hace que con lo que dice.

Incluso si no eres mamá, tú tienes un rol, tú tienes una influencia, tú tienes una asignación con las personas que tienes alrededor.

Acuérdate, en algún momento hice un devocional, o sea, ¿eres influencia o te influencian?

¿Qué eres?